A propósito de nuestro argumental concepto de la alegoría de la semana pasada y de la ficción de ayer martes, la publicación de Qué leer hoy miércoles hace su incursión en un autor alegórico:
Recordemos qué es alegórico: es aquello que pertenece a una ficción que representa o significa otra cosa:
Por ejemplo, una obra de la actualidad, muy alegórica es El Señor de los anillos, cuyo mundo tolkyano despliega una serie de razas según la esencia de su alma, su espíritu o su conexión con las diferentes tareas que lleva a cabo en el mundo. Esta alegoría representa distintos seres humanos, la condición de su conducta, la sabiduría que les preocupa, su condición física, todos podemos ver el reflejo de una sociedad compuesta por diversas personalidades, y cabrían perfectamente en el mundo de Frodo y Bilbo.
Pues la obra que se presenta a continuación, también engloba cierto matiz de alegoría social: El señor de las moscas.
Uno puede leer este libro y quedarse con la acción de los acontecimientos, y aun así no dejaría de condesar el placer de una sabrosa e impactante historia, cuya ficción, más allá de los mundos de la alegoría, recrea una escena poco convencional en la que el proceder de unos niños será el centro de todos los acontecimientos.
Lugar: una isla desierta.
Personajes: Niños de entre 6 y 13 años.
Argumento: deben sobrevivir hasta que llegue el rescate.
Trama: La polémica que suele desencadenarse entre estos grupos de individuos, (liderazgo y rivalidad).
No obstante, en aquel lector cuya intuición literaria permanezca más desarrollada, se podrá dar cabida a la representación de una serie de condiciones naturales del comportamiento humano, en la cual, cabría preguntarse:
"Si el mundo volviese a nacer, ¿se recompondría paso a paso tal cual como lo ha hecho hasta ahora?"
Según este autor, es posible que la actitud natural del individuo en comunidad tienda a moverse el oleadas de fuerzas que, como pasa con la masa geológica, que entre tracción y fuerza, el movimiento va conformando el terreno, resultando en forma de montañas, socavones, lagunas, etc., suceda igual con el movimiento social, y por ello sea posible que la sociedad se genere de forma casi involuntaria hacia un equilibrio entre esencias opuestas: conquistador Vs. conquistado; revuelta Vs. opresión; necesidad de poder Vs. libertad de la ausencia de esa necesidad; Estímulo de oprimir Vs sentimiento de liberar; etc...
En la novela, el autor recrea un mundo virgen de leyes, virgen de política, virgen de estado, y no sólo eso, sino que además ingenuo, porque sus fundadores, los nuevos huéspedes, no conocen nada de toda esta vida socio-política ya que son niños, y sin embargo, surge la necesidad de leyes, la necesidad de partidos contrarios,... y la codicia por ser el líder tiene prioridad frente al hecho de crear una fundación Estado justo para todos; la necesidad de emplear la maldad para defenderse de la maldad. En definitiva, la alegoría que nos ofrece supone que no hay alternativa y el ser está destinado al choque de pensamientos, al enfrentamiento de ideas.
FELIZ LECTURA... : D >
Hola Corazón!
ResponderEliminarEste libro ya me lo leí! A mi me pareció muy triste, en tanto que me representó/confirmó una idea con la que he vivido por muchos años, aunque a últimas fechas (tal vez estimulado por un espíritu primaveral y soñador) me siento tentado a abandonar. Y esa idea es que el ser humano tiene una inclinación natural hacia la violencia y la destrucción....
Mmmmmmm.... Este hermoso espíritu primaveral y soñador al que hago referencia en el párrafo anterior (si sigues preguntándote quién es, te sugiero que vayas a tu cuarto y te asomes al espejo. Seguro que encontrarás algo maravilloso!!!), me ha hecho pensar en la dicotomía de todo.... Así que tal vez esa visión tan gris de la humanidad en su conjunto, está teñida un poco de ceguera, visión de túnel, o mirada selectiva.... mmmmmhhh.... cuántas cosas por pensar... Sinergia deliciosa.
Besos a montones ((((Vanessa)))) cielo azul!